Catalina Mendieta, presentadora de televisin del programa Turismo y Salud. Fotos en el estudio de la Nacin, lunes 7 de marzo del 2011. Fotografa : Jose Daz/La Nacin. (Jose Daz)
Hace poco más de un año, Catalina Mendieta Jiménez, en ese entonces rostro principal de ‘Intrusos de la Farándula’, se vio envuelta en un escándalo mediático que terminó por sacarla de escena, aunque no de forma definitiva. Eso ella siempre lo tuvo claro. Intuía que el tiempo se encargaría de acomodar las piezas y darle una nueva oportunidad en la televisión, y así ocurrió.
Fue Destinos TV, el canal internacional de cable, el encargado de sacarla de un aislamiento voluntario de las cámaras yde los medios de comunicación. Catalina es ahora la conductora de ‘Turismo y Salud’, un espacio con una temática novedosa que pretende impulsar nuestro país como un lugar idóneo para el denominado turismo médico.
Con renovados bríos, la hermosa y espigada presentadora se apresta a sacarle el jugo a este nuevo reto. A ella le entusiasma doblemente. Primero porque marca su regreso al medio televisivo, una actividad que la hace feliz y que ya comenzaba a extrañar; y segundo, porque se trata de un programa que genera en ella, y en quienes producen el espacio, una gran expectativa.
La experiencia acumulada por Catalina Mendieta en campos en donde la imagen juega un papel primordial, es ya significativa. Recién terminada la secundaria radicó en México, en donde hizo pasarelas y comerciales para la televisión.
En TV Azteca se capacitó en actuación y obtuvo papeles como actriz de reparto y colaboradora en diversas producciones como
A México también le debe su primer y hasta ahora único matrimonio (actualmente está divorciada), y el gran amor de su vida: su hija Valeria, de seis años de edad.
Tras diez años de ausencia, Catalina regresó a Costa Rica y Repretel le abrió las puertas. Su primera participación fue como presentadora del resumen diario de noticias del Mundial de Futbol, Alemania 2006.
Luego cumpliría un acariciado sueño: convertirse en presentadora de
Su última experiencia en el canal de La Uruca fue interrumpido por una muy sonada serie de incidentes que terminaron con su salida forzosa de
La espigada presentadora nos recibió en el área social del condominio donde habita, en las cercanías de La Sabana. Su metro ochenta de estatura la reviste de elegancia y tras el saludo lo primero que uno nota es el color bronceado de su piel y una amplia y atractiva sonrisa.
Tanto los gestos como el lenguaje corporal denotan seguridad en sí misma. Es suelta y espontánea al hablar. No se anda con muchos rodeos para decir lo que piensa, aunque da la impresión de que, en lo delicado, sabe cuidar sus palabras.
El brillo natural de sus ojos se confabula con ese aire de libertad y desenfadado que la caracterizan y que a veces, hasta le dan un aire infantil.
Un año después de su abrupta salida de Repretel, Catalina está lista para dar su versión de los hechos, desnudar algunos aspectos de su personalidad y, lo más importante para ella, revelar sus planes actuales e ilusiones futuras.
--¿Cómo llegó a
--Cuando a mí me presentan el proyecto de
--¿Y eso se cumplió?
--Salvo algunas excepciones en que teníamos que tomar alguna posición, tuve la oportunidad de hacerlo. Si ves grabaciones te das cuenta que tenía una posición muy neutra. Si dije algo fuerte fue mi punto de vista y lo sostengo.
Lo que Catalina nunca sospechó es que las circunstancias la harían sufrir en carne propia el estilo periodístico sensacionalista de
Esto sucedió tras un desafortunado accidente en Mal País de Puntarenas mientras manejaba un cuadraciclo en compañía del cirujano –y actual pareja– Christian Rivera.
Sobre este pasaje y el manejo que le dio la prensa al incidente Catalina no tiene ninguna duda: se trató de un “ajuste de cuentas” mediático.
“Yo sé que lo que pasó conmigo fue Catalina pagando los platos rotos de todos los
--¿Cómo manejó internamente el escándalo? ¿Hubo procesión por dentro?
-No. No hubo tal. En ese momento mis prioridades eran que mi hija y yo estuviéramos bien. ¿Vos creés que tenía otra cosa en mi cabeza? Yo prefería que especularan antes que ser parte del circo. Pero nunca dejé de salir, de asistir a las reuniones de la escuela de mi hija' Mi vida siguió igual, pero sin medios (de comunicación). Eso era todo. Eso sí, dejé de leer el periódico.
En medio del escándalo mediático la dirección de
“Cuando yo tengo el accidente Gilberto (Valencia) me llama y me pide que dé una declaración. Yo les dije que no iba a hacer un circo de mi vida. Fue un accidente y los pormenores eran míos, porque al final del día nadie iba a meter la mano por mí”.
--¿Y entonces por qué aceptó la entrevista?
--Acepté para agradecer a la gente. Realmente pienso que la gente tiene derecho a decir lo que quiera. En su momento di la entrevista, incluso dejé que las cámaras fueran a mi casa.
De aquella entrevista telefónica que Gilberto Valencia le hiciera a Catalina, quizás lo que más se recuerda fue una fotografía que acompañó la nota y en la cual se ve a la presentadora, en muy mal estado, en una cama de hospital.
--¿Estaba despierta cuando Gilberto le tomó esa fotografía?
Nooo. Cuando la vi me dolió porque tenía una buena relación con él. Más que enojarme me dolió. Él llegó al hospital a visitarme y aprovechó la oportunidad para tomarme la foto. A partir de ahí comenzó el manejo de ellos de explotar la situación a beneficio del
--¿Se sintió traicionada?
--Sí, sí. Me queda clarísimo que el rating está primero.
Tras el accidente Catalina, incapacitada, partió de viaje en compañía de Rivera y al regresar ya tenía firmada la carta de despido. Uno de los argumentos esbozados en la misiva fue la afectación negativa, por los acontecimientos en que ella se había visto envuelta, de la reputación de la empresa y de los programas de televisión con los que se relacionaba su imagen.
Otro aspecto que pesó para el despido, según indica la carta, fue el viaje realizado y la respectiva ausencia al trabajo sin ser informados previamente.
--¿Cree que fueron esas las verdaderas razones de su despido?
--Las “verdaderas razones” por las que se dio el despido, la verdad es que yo no las tengo y aunque las sospeche, no las diré públicamente porque así como en su momento de mi boca no salió ni una sola palabra de desprecio o mal agradecimiento hacia nadie ni nada del canal, no sucederá ahora.
Yo sigo adelante trabajando y buscando mejores oportunidades para mi beneficio y el de mi hija, punto. No tengo tiempo para ir llorando por las calles, pidiendo a la gente que sienta lástima por mí. Esa no soy yo y jamás lo seré. Es más inteligente de mi parte dejarlo ir (lo que pasó) que tenerlo aquí pegado. Yo no me voy a amargar por nadie. Nadie merece mi paz y yo no se la voy a dar a nadie.
Tras su despido, Catalina se mantuvo alejada de la televisión. En ese momento, no quería saber nada de cámaras, ni de entrevistas. Solo quería tener tiempo para pensar con claridad. Llegó incluso a rechazar una oferta de la cadena Univisión para trabajar en una revista matutina.
--¿Se arrepiente de haber rechazado esa oferta?
--No. Dependiendo de tus circunstancias tenés derecho a tomar la decisión que mejor te convenga y en ese momento de mi vida no quería. Era más importante para mí estar en mi casa con mi hija, sintiendo mal o bien. No era un momento para alejarme de la familia, de mi país, de mi acento, de mis lugares preferidos. No fue así que lo procesé. Asumí la responsabilidad de lo que había pasado. La verdad cuesta mucho que me arrepienta de algo. No puedo pensar en algo de lo que me arrepienta.
--¿Qué extrañó más durante la ausencia de la televisión?
--Lo que más me dolía era haber perdido el contacto con la gente. Siempre he sentido que la gente me quiere y eso es bonito, aunque tengo clarísimo que no puedo caerle bien a todo el mundo. Soy súper sensible pero no voy a enseñarle a todo el mundo las cosas que me duelen.
--Se le nota mucha seguridad.
--Soy muy segura y también sé cuáles son mis debilidades, pero no las ando gritando (se ríe).
--¿Alguna debilidad que sí pueda confesar?
-- Soy impaciente. Puede que un día esté como que nada me atrasa, pero a veces me desespero rapidísimo. Soy súper estructurada. Me molesta la impuntualidad y me da mucha pena llegar tarde.
--Hablemos de su nuevo trabajo en DestinosTV Internacional.
--Es un poco de lo que ya sé y de lo que me gusta de la tele, me parece interesante y el impacto que esperamos que tenga es edificante a nivel del país. Se está vendiendo a Costa Rica desde una perspectiva nueva. Es un programa muy didáctico, de aprendizaje para que la gente de afuera vea el país de otra manera. La Costa Rica verde ya está muy consolidada y ahora le toca a la Costa Rica azul (la del turismo médico).
--Hasta ahora, ¿qué siente como principal reto en este nuevo espacio?
-- Hay un compromiso de mantener una línea. Que se vea natural, cómodo, que imprima credibilidad en lo que estoy diciendo sin llegar a verse muy rígido o como un noticiero.
--¿Cómo se vio en su primera intervención?
Yo lo vi antes de que saliera al aire. Me gustó, aunque obviamente hay cosas que corregir y en eso estoy. Para mí es un compromiso más grande y estresante porque es grabado. A lo mejor porque voy rapidísimo y me resulta más cómodo procesar las cosas en el momento. Sería más cómodo para mí hacerlo en vivo.
--¿Cómo anda ese corazón?
-- (Sonríe espléndidamente y responde) ¡Vieras vos! Pero de eso no voy a hablar.
-- Se describe como “chichosa y necia” cuando niña. De adolescente, como “extrovertida y vacilona”. A sus 33 ¿qué cosas han cambiado?
-- He ido modificando cosas. Antes cualquier cosa me robaba la paz. Me enojaba mucho. Ahora me enojo por algo y se me pasa rápido. Tengo capacidad de hablar. Soy muy directa, al punto de que la gente a veces no está lista. No me gusta herir a la gente ni decir cosas feas.
-- Luce muy bien, da la impresión que se cuida mucho. ¿Se ha hecho retoques?
-- Efectivamente, soy muy disciplinada en el gimnasio, me fascina, y soy cuidadosa con lo que como, aunque disfruto el buen comer. Y claro que me he hecho retoques, eso sí, siempre voy a la segura, me pongo en las mejores manos...