48 horas en Bruselas

Aprovecha al máximo un fin de semana en la capital belga: museos por doquier, cerveza, patatas fritas y gofres.
48 horas en Bruselas
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¿Preparado para unas 48 horas en Bruselas intensas? Y es que es la ciudad del Parlamento Europeo, de los enormes edificios de hormigón dedicados a la burocracia, pero también una urbe cruce de culturas, cocinas y arquitectura y hogar de maravillas como la Grand Place, de estilo neoclásico, su centro neurálgico y posiblemente lo más visitado. Y este 2024, además, se celebra el año del Surrealismo. Hace 100 años que el artista belga James Ensor publicaba el 'Manifiesto Surrealista' y es por ello que la ciudad le rinde homenaje con numerosas exposiciones, como las que acogen espacios como la red de Museos Reales de Bellas Artes o el Bozar, entre otras.

DÍA 1 - TARDE

Acabas de llegar a la ciudad y lo primero que quieres hacer, es darte un paseo por sus zonas más conocidas. Como decíamos, la Grand Place es el centro de todo, una plaza llena de historia y repleta de edificios que no podrás dejar de fotografiar, como las casas clásicas rematadas en dorado y el ayuntamiento, con esa torre monumental que surca el cielo en estilo gótico flamígero.

A pocos pasos de allí está el Palacio de la Bolsa, también declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que abrió de nuevo reconvertido en museo de la historia de la cerveza belga, el Belgian Beer World.

Tras una oda a la herencia líquida más palpable del país y subir a su azotea, desde la que se disfruta de buenas vistas sobre la ciudad, toca seguir descubriendo los tesoros turísticos de la ciudad. Uno es su habitante más ilustre, el Manneken Pis, el niño meón, no exento de leyendas, que va cambiando de traje según el día o la fiesta que acontezca.

Atardecer en Bruselas.Unsplash

Entrar a la Galería Real de Saint Hubert está mandado, para pasear por este emblema arquitectónico bajo bóvedas de cristal y dejarse embriagar por el aroma a chocolate que flota en el ambiente. Y por supuesto, tras dejar atrás otra joya del Art Nouveau, el edificio Old England, también podemos subir al jardín de Mont des Arts, donde la vista sobre el centro histórico es memorable.

DÍA 1 – NOCHE

El crisol gastronómico que es la capital belga, se pone de manifiesto en sus restaurantes. Y es un lugar que tiene de todo y para todos. En este 48 horas en Bruselas habrá tiempo para probar sus platos más típicos, pero esta noche, nos vamos a dar un homenaje.

Con apenas un año de vida –abrió en febrero de 2023– Menssa es uno de esos espacios gastronómicos a los que si se tiene ocasión, hay que ir. ¿Su capitán? Christophe Hardiquest, al que ya conocíamos de restaurantes como el dos estrellas Michelin Bon Bon, que decidió poner fin a esta etapa y abrir esta novedad en la que lo que habla es la naturaleza.

Lo hace desde el propio local con una impresionante barra de nogal o el árbol que preside la sala extendiendo sus ramas sobre las cabezas de los comensales, a la cocina que practica, basada en la sostenibilidad y la estacionalidad.

El ‘verde’ Menssa (Bruselas).Luc Viatour

Y trabajan de una forma 'radical' para la alta cocina. Si a veces los menús degustación llevan esa coletilla intrínseca de 'a mesa completa', aquí el chef se encarga de crear una experiencia única para cada comensal, preparada ad hoc teniendo en cuenta sus preferencias, restricciones o incluso el apetito con el que vayas. Así, van creando una serie de secuencias, más que platos, que incluyen creaciones como un koulibiak de vieiras y col verde con vainilla ahumada y mantequilla de sake.

DÍA 2 – MAÑANA

Tras una noche de sueño reparador, ¿qué tal empezar a descubrir los puntos más culturetas de Bruselas? Y es que la cultura en Bruselas no te la terminas: es capital de Art Nouveau, de Surrealismo, del cómic... Desde la fabulosa Casa Tassel de Víctor Horta al museo de René Magritte, pasando por el arte urbano dedicado a Tintín, uno de los personajes más queridos del Hergé.

El Art Noveau en Bruselas.Unsplash

¿Y museos? Casi inabarcables. Aprovecha y descubre algunos imprescindibles como 'Imagine! 100 años de Surrealismo Internacional' en los Museos Reales de Bellas Artes que hasta bien entrado el verano reúne obras de Dalí, Giorgio de Chirico, Joan Miró o Man Ray, entre otros. La ciudad también celebra el 75 aniversario de la muerte de James Ensor y lo hace en todas sus facetas, desde la de pintor en 'James Ensor. Inspirado por Bruselas' a la de compositor de música con 'James Ensor. Maestro'.

Se podría decir que en Bruselas hay un museo para cada uno. De arte sí, pero también de la cerveza, el chocolate –por supuesto–, los instrumentos musicales y hasta uno que recoge los curiosos trajes con los que visten al Manneken Pis.

Hay un museo en Bruselas para cada tipo de viajero.Jean-Pol Lejeune
Notre-Dame des Victoires du Sablon, una iglesia obligada de ver en Bruselas.Jean-Paul Remy

DÍA 2 – TARDE

Bruselas es también la capital de la cerveza, que aquí gana por goleada a la oferta vinícola. Y al César lo que es del César. Uno de los spots más turísticos es el de Delirium Village, que más que un sitio, es todo un complejo con ocho bares dentro y más de 2.000 tipos de cervezas para probar.

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Y aunque es un lugar imprescindible, nosotros somos más de Moeder Lambic, que no está en todo el meollo, pero que es una de esas cervecerías a las que ir al menos una vez en la vida. Y es para hacerte una masterclass, porque la oferta así lo sugiere. Cuentan con más de veintena de opciones por grifo, desde las suyas propias a las Cantillon, uno de los nombres con más prestigio dentro del mundillo de las lambic, pasando por 'rarezas' como las cervezas Tilquin que se aromatizan con frutas como granada, higo o melón.

¿Ganas de gofre?Maison Dandoy

Has probado cerveza, comerás mejillones con patatas, ¿qué queda? Otro de sus emblemas, los gofres. Por toda la ciudad proliferan cientos de puestos y lugares que preparan esta maravilla dulce. Y lo hacen de dos formas diferentes, al estilo de Lieja y al de Bruselas, uno con más azúcar y otro más crujiente y grande. Ambos son fantásticos y aunque los vendan en cada esquina, vale la pena acercarse a alguno de los sitios que preparan los más ricos de la capital, como en Galet, Maison Dandoy o Le Funambule.

DÍA 2 – NOCHE

A apenas unos pasos de la Grand Place ha abierto el mercado gastronómico Wolf Sharing. Se trata de un espacio con su barra central, circundada por una buena colección de propuestas de comida muy diferente. Desde la italiana de Fresca o la Piola Pizza, hasta la cocina típica de Vietnam que sirven en Hanoi Station o la mexicana de Social Tacos.

Hay más. Comida etíope en Toukoul, india en Bollyfood Stories y hawaiiana en Poké Club. ¿Una recomendación para no fallar? Los bahn-mi de Eaters. Tomando como referencia el bocadillo vietnamita por excelencia, los preparan con pollo crujiente, tempura de gamba o carne de pato y están de vicio. Acompáñalos con su patata dulce que riegan con una salsa asian mayo de la que te acordarás para siempre.

Atomium, un clásico en Bruselas.Alamy

DÍA 3 – MAÑANA

El centro de Bruselas y todas las partes circundantes son perfectas para pasearlas. Pero, ¿y si salimos un poco de allí? Te toparás con barrios como Ixelles, uno de los más modernos, en el que perderse en las tiendecitas con encanto de Rue du Tabellion o Rue de Bailli. Y por supuesto, con otro de los iconos de la ciudad, el Atomium en la zona de Heysel. Levantada para la Exposición Universal que tuvo lugar en Bruselas en 1958, es todo un símbolo, que además se puede visitar por dentro, ascendiendo por sus esferas hasta la más alta, que ofrece una panorámica de toda la ciudad.

Otra de las más flamantes novedades es Mix Brussels, un edificio multiespacio ubicado en mitad del bosque de Soignes.Visit Brussels

Otra de las más flamantes novedades es Mix Brussels, un edificio de diseño ubicado en mitad de un paisaje verde, el bosque de Soignes, que desde su apertura, se ha convertido en un place to be. Es un multiespacio que alberga un hotel de 180 habitaciones, una zona de gimnasio de última generación, wellness… Y restaurantes como Timber y Romeo (este último que todos los domingos organiza un brunch, con la posibilidad de coger un paquete que además incluye acceso a la zona de bienestar para los no socios).

DÍA 3 – TARDE

Va llegando la hora de volver al aeropuerto, pero no sin antes disfrutar de los últimos coletazos de esta fabulosa ciudad. Tras conocer el extrarradio, es hora de volver al centro a comer. Hoy vamos a optar por algo clásico, un sitio de esos que nunca pasa de moda y en el que la calidad se pone por encima de todo. Ubicado dentro de las icónicas galerías de Saint Hubert, se encuentra la Taverne du Passage, una brasserie icónica en activo desde 1928, que mantiene viva la tradición de los platos belgas, muchos traídos a nuestro tiempo.

Moules mariniere, o mejillones al vapor típicos belgas.Alamy

Y es el lugar perfecto para probar platos típicos como las croquetas de crevettes (gambas) los riñones a la mostaza antigua y por supuesto, los clásicos mejillones con patatas fritas. Los preparan desde con la receta tradicional con vino, hasta con ajo y nata, 'marinière' y los de la casa, con cerveza estilo Tripel.

¿Un souvenir gastronómico? No te puedes ir de Bruselas sin comprar chocolate. Aquí es donde se ubican los grandes chocolateros del mundo. Nombres como el de Jean Neuhaus, que fue el inventor del praliné allá por 1912, Pierre Marcolini, Leonidas o Wittamer resuenan con fuerza en el mundo de los chocolateros belgas. Y cómo no, tienen espacio propio en la ciudad. Así la vuelta se hará mucho más dulce. Eso seguro.

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